El cardenal Arzobispo de Barcelona Juan José Omella i Omella hizo oídos sordos a finales del año 2016 y principios del 2017 ante las quejas de feligreses y el veto del Consiliario de la Asociación Canónica Cercle Catòlic de Mataró, en Barcelona, cuando esta asociación canónica anunció que iba a promover una tarde de «convivencia y de fraternidad» con un actor porno en un acto infantil.