Jacques Pintor

Mientras el Papa León XIV intenta desmontar pieza a pieza el aparato corrupto heredado de Francisco, en los márgenes rurales de Aragón se consuma una nueva tragedia para la Iglesia: Isaí Zarza, expulsado por escándalos sexuales, será ordenado diácono por su viejo protector el obispo José Antonio Satué. No es una ceremonia. Es un símbolo. No es una ordenación. Es una advertencia. Porque cuando los impuros son premiados, los fieles son expulsados. Y cuando la liturgia se pone

Promovido desde la periferia aragonesa hasta el episcopado de Málaga, su currículum combina méritos canónicos con silencios cómplices. Este informe reconstruye su trayectoria, los vínculos que lo sostienen, su papel como ejecutor en juicios canónicos de escandalosa ilegitimidad, y su cercanía a personajes como Germán Arana, el cardenal Omella o el arzobispo Patrón Wong.